El día a día de cualquier persona está lleno de procesos comunicativos donde utilizamos el lenguaje oral para comunicarnos. Pero también las distintas actividades y situaciones de nuestra vida diaria se componen de información que obtenemos de nuestro alrededor y que la mente organiza, estructura y relaciona. Estos esquemas mentales se van adquiriendo y desarrollando desde que somos niños y niñas y, por lo tanto, forman parte de lo que conocemos como la expresión o el lenguaje lógico-matemático.
Pero hay muchas maneras de trabajar la LÓGICO-MATEMÁTICA, con los más peques haciendo que disfruten a la vez que aprenden, y nosotros disfrutemos con ellos a la vez que enseñamos.
LOS MANDALAS
Los niños son los más sensibles a los efectos de los mandalas, pues
todavía no tienen las barreras que nos creamos los adultos. En ellos el
pintar es algo natural, están abiertos a todo. Los mandalas mejoran sus
capacidades cognitivas y desarrollan su habilidad para solucionar
problemas. Incrementan su creatividad, su concentración y su
autoestima.
Aunque son beneficiosos para todos los niños, el trabajo con mandalas
da un resultado especialmente positivo en niños inquietos, nerviosos y
difíciles.
Nostros lo trabajamos en clase, a través de hijas impresas y lo que tuvimos que hacer fue decorarlos, y otro a través de mayor creatividad en dos ricones, uno con elementos de la naturaleza y otro con elementos que tuvieramos a mano en clase. Y con cada uno de ellos tuvimos que crear nuestro propio MANDALA.
RECURSOS CONTADOS
Algunos de los recursos que utilizamos en clase a través de cuentos para trabajar la Lógico-Matemática con los niños.
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